Benjamin Franklin

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jueves, 9 de mayo de 2013

Archaeoraptor liaoningensis (dinosaurio con plumas) – el hombre de Piltdown (eslabón perdido) y LOS FRAUDES EN CIENCIA



Los dos casos anteriormente nombrados representan escándalos que han traspasado los círculos científicos, convirtiéndose en debate público por ser dos grandes fraudes científicos.
El fraude en la ciencia no es algo nuevo. Siempre ha habido científicos que han engañado, lo que ocurre, es que detectar el mismo y conseguir que aflore es bastante complicado debido a la imagen angelical y beatífica que la ciencia posee.
Si bien las palabra mentiras, deshonestidad, fraude parecen intrínsecamente incompatibles con la actividad científica, no debemos olvidar que la ciencia la hacen personas de carne y hueso, y los científicos como seres sociales que son, no son distintos a los deportistas, políticos, periodistas etc. En la ciencia, como en cualquier actividad puede darse el fraude y la corrupción

El hombre de Piltdown

El 18 de diciembre de 1912 hubo una reunión en Burlington House, Piccadilly,
Londres, sede de la Geological Society de Inglaterra. Dos hombres se dirigieron a la audiencia expectante: Charles Dawson, secretario de la Sussex Archaeological Society, y Arthur Smith Woodward, geólogo del British Museum. Anunciaron haber encontrado el cráneo humano más antiguo jamás desenterrado en la isla. Ello halagaba la vanidad británica, fuertemente sacudida por el éxito de franceses y alemanes en desenterrar fósiles antiquísimos. El eslabón perdido era inglés, y consecuentemente Inglaterra era la cuna de la humanidad.
El espécimen, llamado el hombre de Piltdown, ocupó un lugar de honor por cuarenta años .
El cráneo de Piltdown, fue considerado el famoso "eslabón perdido” entre el mono y el hombre, previsto por la teoría de la evolución: el cráneo de este fósil se caracterizaba como perfectamente humano, mientras que la mandíbula parecíala de un chimpancé.
En 1953, el British Museum tuvo que reconocer oficialmente que el "hombre de Piltdown" era una falsificación: se había combinado un cráneo de hombre moderno con una mandíbula de orangután y el conjunto había sido cuidadosamente amañado para dar la impresión de "antiguo".
La falsa calavera de homínido fue fabricada con el cráneo de un hombre moderno que fue engrosado por una enfermedad sufrida durante su vida, dándole un aspecto primitivo, y media mandíbula inferior de un orangután, de la cual fueron removidas partes que podían descubrir su procedencia, y cuyos dientes habían sido limados para parecer dientes humanos, y un canino alterado suelto.
Al mismo tiempo se plantaron en el lugar artefactos antiguos y huesos de mamíferos extintos. En total, se colocaron 37 piezas de hueso y piedra, cada uno cuidadosamente elegido para un determinado propósito, cada uno alterado y teñido hasta alcanzar la coloración de la grava donde se los encontró. Lo que es más, otros diez fragmentos de huesos humanos y animales fueron preparados y plantados en dos lugares diferentes de la zona de Piltdown.
En 1953, el antropólogo Joseph S. Weiner y el anatomista Wilfrid E. Le Gros Clark, ambos de la Universidad de Oxford, y Kenneth P. Oakley del British Museum of National History, probaron la falsedad
Se sugería que el autor del fraude había podido ser el propio Dawson, (conocido ya como simulador), que conocía perfectamente el terreno, tuvo la oportunidad de plantar los falsos fósiles y estaba desesperado por fama y reconocimiento por la comunidad científica, y quería ser miembro de la Royal Society. Fue nominado varias veces desde 1913, pero siempre sin éxito, hasta que falleció en 1916. Pero él no tenía acceso a las 47 piezas plantadas en los tres sitios de Piltdown, ni tenía suficiente conocimiento de las varias disciplinas científicas necesarias para producir un fraude tan exitoso. Necesitaba al menos un cómplice. Un científico con la preparación necesaria y el acceso al material necesario para la farsa: cráneos humanos, restos de mamíferos extintos, una mandíbula de mono, y antiguas herramientas de piedra. El historiador Ian Langham de la Universidad de Sydney concluyó en 1984 que fue Arthur Keith. Este no había sido sospechado antes, por haber cubierto cuidadosamente sus huellas. Por ejemplo, simuló estar enfermo en la época de los descubrimientos. Sin embargo, el análisis de su diario, publicaciones y cartas dan indicios de que mentía, y que intentó cubrirse en su diario. Sabiendo que el cráneo era patológicamente engrosado, fue fácilmente rastreado hasta el Royal College, donde Keith trabajaba, y que tiene la mayor colección de esqueletos patológicos del Reino Unido.
Parece que Keith tenía dos motivos para el fraude. Uno era el establecimiento de un concepto particular de la evolución humana, el otro era simplemente el deseo de avanzar en la carrera y la ambición. Keith creía que los ancestros humanos tenían cráneos esencialmente iguales a los actuales, y que el espesor mayor no era importante. Habría plantado los falsos fósiles para probar su teoría, al ver que las excavaciones en serio no daban muestras de antiguos cráneos de la forma “correcta” según él. El otro motivo surge de que de toda la gente involucrada en el affaire, Keith fue el que más se benefició en su carrera. Desde el comienzo, Keith aplaudió el “descubrimiento” con gran entusiasmo, llamando al fósil “uno de los descubrimientos más notables del siglo XX”, uno, quizás no accidentalmente, que verificaba toda su teoría acerca de los orígenes de la humanidad.

Archaeoraptor liaoningensis
Los dinosaurios con plumas se consideran formas de transición entre dinosaurios clásicos y aves. Era ya conocido que las aves antiguas como el Archaeopteryx tenían muchas características de reptil, como dientes, y garras en sus dedos, y muchos años antes se había teorizado que los pájaros descendían de dinosaurios terópodos.
Archaeopteryx, el primer dinosaurio con plumas o protoave encontrado fue descubierto en 1861. El espécimen original fue encontrado en las calizas de Solnhofen en Alemania meridional, una destacable y poco común formación geológica conocida por sus extraordinariamente bien conservados fósiles. Archaeopteryx es una forma transicional con características claramente atribuibles a reptiles y a aves por igual

Este aparente descubrimiento resultó ser otro fraude que no deja en buen lugar a los paleontólogos. Se llamaba Archaeoraptor liaoningensis, un dinosaurio con alas que se ganó la portada del National Geographic por ser el supuesto eslabón perdido entre los dinosaurios y la aves. Fue encontrado en China en los años 90 y tenía un aspecto magnífico: preciosas alas emplumadas y cola de dinosaurio; toda una fantasía animal.
El nuevo fósil duró poco en el cielo paleontológico. A finales de enero de 2000, la National Geographic Society admitió que el bicho con alas emplumadas y cola de dinosaurio era un engaño, una pieza fraudulenta.
Un escáner demostró que el dinosaurio original era un pequeño carnívoro, el Microraptor zhaoianus, al que se habían trasplantado partes de un ave, denominada Yanornis martini.



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